El toro bravo tótem de culturas e ídolo de nuestros antepasados
toma altura en la tierra de Al - Andalus abrazando las campiñas,
los montes, las marismas y los rincones del campo de Andalucía para
crear una simbiosis de vida y de muerte que da gloria al hombre.
En ninguna otra tierra como aquí, el toro vigila atentamente el
pacto con la muerte. Portentoso, dominador. Amenazante y retador.
Acompañado por la brisa del Mediterráneo, por el dorado sol.
El torero, hombre de la tierra y del fuego, empuñada la espada
y alabeada de filigrana la muleta, juega con la certera muerte alrededor
de su cintura llenando de gloria el cielo claro de esta mágica tierra,
del cante ronco, de la noche de saeta.
En ninguna parte como aquí, en esta tierra - Andalucia - el torero
surgió del alma de un soplo de viento. Envuelto en filigranas de
capotes y puñados de sentimiento.
¡¡OLE!!
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